En esta ocasión, y debido al riesgo que representaba para el equipo viajar hasta San José de Maipo sin la seguridad de poder ingresar al edificio, decidimos ponernos en contacto con el encargado de la Unidad de Patrimonio Cultural del Servicio de Salud Metropolitano Oriente, quien amablemente accedió a nuestra petición de visitar el lugar para fotografiarlo.
Tomamos el metrobus hasta la Plaza de San José de Maipo. Ese día nos encontramos con un paisaje maravilloso: pese a haber un sol radiante, aún quedaba algo de nieve en los alrededores. De inmediato nos dirigimos al área directiva del complejo, en busca de don Alejandro Vial, con quien nos habíamos contactado previamente por mail, y que amablemente hasta nos dio un Tour por la zona abandonada, contándonos la historia del edificio.
La zona donde se encuentra el recinto abandonado consta de 3 pisos. El primero se encuentra habilitado y funciona como jardín infantil, mientras que el segundo y tercero se encuentran en total estado de abandono.
Comenzamos nuestro recorrido por un patio interior que sirve de lugar de juegos a los niños del jardín infantil. Allí tienen resbalines, columpios, etc, y una oveja de mascota. En ese momento, el pasto se encontraba cubierto de nieve. Nos encontramos con el frontis, que consta de una escalera al centro y una serie de numerosas ventanas.








Un largo pasillo une todas las habitaciones. Resulta muy interesante el enorme número de sillas de ruedas abandonadas, algunas en un estado bastante aceptable.




Había una habitación en particular que llamaba bastante la atención por almacenar en su interior dos urnas metálicas.

A ambos extremos del largo pasillo del segundo piso, había una escalera que llevaba al tercer piso. Cada una de estas escaleras llevaba a una habitación diferente: una con orientación oriente y otra con orientación poniente. Nuestro guía nos dijo que no sabía el propósito exacto de ellas, pero creía que habían sido utilizadas como salas de reunión del personal médico. En la habitación poniente había una camilla al centro. Todo el piso se encontraba cubierto de excremento de palomas.

Y así terminamos nuestro rápido recorrido. Era invierno y oscurecía muy temprano, por lo cual tuvimos que apurarnos con la captura de imágenes.